19 ene 2014

¿Qué hay detrás del pene del Kurupí?

De todas las discusiones y el entrevero de opiniones en torno al “Universo Chamamé” edición 2014 la más novedosa, sin duda, fue la desatada en torno al mitológico “Kurupí” y su incursión danzante en el escenario Sosa Cordero.

A este personaje  lo puso en escena Luis Marinoni, director del Ballet Oficial de la 24° Fiesta Nacional del Chamamé en el cuadro “Noche de San Juan”. El cuerpo de baile representó las tradiciones de la popular celebración que se recuerda cada 24 de junio, como el juego de la pelota tatá, los ritos que practican las señoritas a las 12 de la noche para conocer la inicial se su futuro marido, la quema de muñecos o la caminata sobre brasas.

Sorprendió cuando se presentó este monstruo antropomorfo saltando entre las bailarinas con particular destreza revoleando su miembro viril con las dos manos. Escandalizó cuando por las pasarelas del escenario con total desparpajo se acercaba al público de las primeras filas. Algunos espectadores fueron cómplices de la picardía y se rieron, sin ahorrar comentarios acordes a tal puesta en escena. Otros se ofendieron por tamaña ostentación de obscenidad.

Sin duda captó la atención. Wikipedia me permitió la primera aproximación a la leyenda de origen guaraní y una descripción bastante gráfica acompañada de una imagen del Kurupí. Dice la enciclopedia en línea que este ser legendario se parece “a un hombre bajo, fornido, muy moreno, retacón y extremadamente feo con manos y pies velludos. Sin embargo su principal característica es su enorme y larguísimo pene que lleva enrollado a la cintura, el cual usa para atrapar a sus víctimas”. Y para darle más temeridad afirma que viola y mata a quienes atrapa pero que “su mayor diversión es raptar a las vírgenes, quienes desaparecen misteriosamente para regresar embarazadas y listas para parir a los siete meses”.

Afortunadamente, no todo se encuentra por medio del Google, y un sustancioso aporte llegó gracias a una profesora de Historia, Nancy, en el programa de radio. Ella explicó que esa caracterización tan peculiar que hicieron los guaraníes probablemente se relacione al momento de la conquista de estas tierras, cuando los aborígenes creyeron que los látigos que estos últimos usaban y llevaban enrollados a la cintura eran una prolongación del propio cuerpo. Ese látigo era usado para sujetar, someter  y violar a las mujeres aborígenes.

Ese nuevo mundo que desembarcó en América representó para los lugartenientes originarios el choque violento contra su cultura, historia y tradiciones y la imposición de nuevas formas significaron un verdadero exterminio.

Es posible que la leyenda del Kurupí que según la mitología guaraní era el quinto hijo de Taú, espíritu del mal y Keraná, diosa del sueño, considerando como  espíritu protector de la fecundidad, los bosques, la caza, las cosechas abundantes y la lluvia bienhechora después de una sequía. Tiene figura de ser humano, con el cabello rojo y un falo exageradamente desarrollado, enroscado a la cintura como un lazo. Y que servía de advertencia de las madres para que las muchachitas no se adentren solas en bosques, montes o selva por el riesgo de ser enlazadas por él, se haya envilecido en el imaginario popular con las prácticas abusivas de la conquista.

Mientras más se avanza en el descubrimiento del origen de la leyenda, menos lugar hay para la ofensa, descontando que la representación se dio en el marco de una expresión artística de gran calidad y despliegue escénico.

Tampoco parece válida la tacha de sacrílego y profano al cruce sobre las tablas de los bailarines que caracterizan a la Virgen de Itatí y el Kurupí. Puede parecer la fiel imagen que Enrique Santos Discépolo describió en la vidriera irrespetuosa de un cambalache. Aunque no fue acaso Biblia o el látigo el Requerimiento usado en la conquista de América, cuando a viva voz y ante escribano se leía una exhortación formal a los aborígenes para que se sometieran  a su nuevo señor y adoptasen el cristianismo, y si no lo hacían eran despojados de sus propiedades y reducidos a la esclavitud, incluyendo a las mujeres y niños.