El hombre vendía películas en Dvd en la esquina de la farmacia céntrica. Tenía edad como para estar jubilado y no voceando “tres por diez pesos” a metros de la peatonal. Los dibujos blancos en el pullover azul cobraban vida cuando agitaba en alto su brazo con ímpetu mostrando los sobres con los fílmicos.
Ese día lunes en las posteriores veinticuatro horas de las elecciones desfilaron por las radios analistas políticos, ex candidatos, algunos frustrados y otros exultantes, dirigentes de todos los colores y vaticinadores de futuros resultados comiciales. Todos interpretaban el comportamiento del electorado y cual especialistas en doblajes traducían el mensaje de las urnas.
El 18 de septiembre la alianza radical que gobierna la provincia ganó en un promedio de diez puntos las legislativas locales. Antes el 14 de agosto el Kirchnerismo se alzó con un resultado apabullante en las noveles primarias prediciendo una cómoda reelección de la presidenta. El viaje a bordo del carro de la victoria duró poco más de un mes.
A viva voz el anciano ofertaba los estrenos bajo la luz de un farol callejero para imponerse al bullicio del gentío que iba y venía como marea humana. Y con ese mismo tono gritó.
-¡Doctor!
Otro hombre, tal vez aún mayor pero mejor conservado, se acercó. Ambos usaban gorros. El vendedor uno de lana con las letras N e Y entrelazadas y bordadas en el frente. Las iniciales neoyorquinas. El doctor tenía una fina boina de pana.
- Lo del domingo fue un aviso.
Se apresuró a sentenciar antes que el otro hombre llegara a su lado. El interlocutor no alcanzaba a comprender lo que su ocasional tertuliante significaba y con paso lento se aproximó al vendedor ambulante.
- Claro, no vio que cuando estuvo Budou – compañero de fórmula, ministro de economía y rockero- dijo que el gobierno de Cristina es mejor que el de Perón. Cómo va a decir eso. Si el gobierno es bueno, es porque es Peronista.
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