17 nov 2019

Certezas

Sabía que me ibas a gustar. Por eso te conocí. No me equivoqué. Te lo dije. Llegué a tu parada sin mochilas. Libre y soberana. Buscando. Descreo de quienes nunca esperan nada. Anestesiados. La vida es eso. Ante la única certeza que es la muerte, vivimos. Tal vez terquedad o capricho. Negación. Estadística en contra. Sentimientos. Siempre son más los desencuentros. No me asusta. A los números no los entiendo. Ante mil No, un solo Si. No cierra la ecuación. Se hacen añicos las teorías. Cuando me gustaron y gusté. Cuando me conocieron y conocí. Cuando tuve miedos y seguí. Cuando me amaron y amé. Mismo tiempo. Mismo espacio. Lugar seguro. Sabor a eternidad. Se desdibuja la única certeza. No puedo conformarme y sobrevivir. Necesito del amor que borra a la muerte. 

20 sept 2019

Los Ausentes

Poco cuidadosos quienes sin anunciarse se presentan en otras vidas. Se cuelan y logran hacerse un lugar donde nadie los espera. Se ensanchan. Irresponsables modifican el aire. Se van. Nunca llegan para quedarse. Solo entran. No avisan. Están de paso. Sin despedidas. Entonces, el vacío. 

20 ago 2017

AGUJAS EN LA CAMA

De todos los recuerdos de niña, uno de los que se mantiene con bastante nitidez es aquel que evoca el episodio de la aguja en la cama. Probablemente haya sido el miedo que sentí hace treinta años el que lo preserva aún hoy en la memoria con tanto detalle. Tenía menos de nueve. Eso lo sé bien porque a esa edad nos mudamos a la casa y todo esto transcurrió antes, cuando todavía vivíamos en el 5to “A” de la calle Catamarca.

Un álbum que se llamaba “Muñecas para vestir” fue mi inspiración. Como cualquier otro, el objetivo era lograr reunir todos los autoadhesivos que venían en pequeños sobres cerrados de cinco o seis. Nunca se sabía cuáles te iban a tocar y siempre estaban las difíciles. Las páginas tenían los contornos de muñecas y las figuritas eran vestidos para completar esas superficies impresas en blanco en el papel. Era una especie de figurín de moda. Eso decía mi abuela.  A “Muñecas” nunca lo pude completar como a ningún otro álbum.

Me fascinó, al punto que creé en una caja grande de galletitas una boutique y con cartulina dibuje y recorte diseños que con unas pestañitas del mismo papel se doblaban sobre figuras humanoides de cartón. Cuando por aquel momento me preguntaban que quería ser de grande, sin dudarlo contestaba: Modista.

Estaba lista para pasar del papel a la tela. No era fácil dar el salto. Necesitaba retazos, hilos, que me dejen usar tijeras filosas y me enseñen a enhebrar la aguja. La primera creación con la botamanga de un pantalón que pasó a ser bermudas fue un jardinerito pollera para una muñeca de plástico bastante maltrecha. 

Mi taller era la cama donde volcaba el contenido de todo el costurero. Horas podía pasar imaginando vestidos. Entre tanta ensoñación, una voz de advertencia repetía: “No dejes agujas en la cama, porque si te pinchás al acostarte y la aguja se rompe; como tiene imán va directo al corazón” .

Una mañana, tendiendo la cama, algo brillante saltó al sacudir las sábanas. Cayó en el piso. Era una agujita con la punta rota. El aviso se había cumplido. Lo peor había pasado. Atiné a tratar de encontrar el lugar del pinchazo. Seguro había sido mientras dormía por eso no me di cuenta. A qué velocidad viajará hasta el corazón, trataba de adivinar. Si fue en un pie es bastante lejos. Nunca había preguntado qué pasaba si te pinchás el corazón. Viviré? Miraba de nuevo la aguja rota para tratar de convencerme que estaba sólo gastada.

Los pensamientos se apilaban y yo era un bollito acurrucado llorando en un rincón del cuerto. Estaba segura que eran mis últimos minutos. Al miedo a la muerte se le sumaba el del reto por haber dejado agujas en la cama. 

El almuerzo estuvo listo. Me sequé los ojos. Fui a comer. No dije nada. Sobreviví. Nadie se enteró. No volví a coser nunca más, tal vez un dobladillo o un botón...

10 ene 2015

Incontinencia textual

Me di cuenta que algunos hombres sufren de incontinencia textual. Los síntomas de este mal aparecen generalmente de madrugada y son directamente proporcionales al nivel de alcohol en sangre. Están también los que presentan un brote en otros momentos del día y sin los efectos de sustancia alguna a la que se pueda acusar por la ausencia de frenos deshibinitorios y otros que la padecen de manera crónica.

¿Qué les hace pensar que una catarata de wasaps cada cinco minutos puede lograr algún resultado positivo entre las tres y las seis de la mañana? ¿Qué mujer en su sano juicio no va a huir despavorida ante la ametralladora de mensajes, que empiezan con un: estás…y sigue con infinidad de emoticones carentes de todo tipo de sentido?

En primer lugar, mis estimados caballeros, a ninguna mujer nos resulta grato ser considerada como un salvavidas ante el naufragio de vuestro patético plan de cacería nocturna. Por ende si ya tienen sobrados antecedentes de recurrir a este tipo de salvataje: Anticipen la jugada muchachos! Es decir, tipo seis de la tarde hagan una primera incursión amistosa y tanteen el terreno. Dejen abierta la posibilidad de un encuentro esa noche. Si ya en ese momento los cortamos el rostro, a barajar y dar de nuevo. Pero si les dejamos una puerta abierta y en el mejor de los casos para ustedes la noche les ofrece nuevos puertos para anclar, quedarán como canallas. Y aunque es rara la lógica femenina un canalla mide más que un boludo en el ranking de nuestras preferencias.

Y si el blanco del tsunami de mensajes es una ex, lo único que hará esa mujer es reafirmar que la mejor decisión que pudo haber tomado es la de haberlos mandado a freir mondongo. Si alguna mínima posibilidad de reconsideración cabía, nuestro pensamiento no será: ¡Cómo me tiene presente, se acuerda de mi, qué tierno! Por el contrario, automáticamente diremos: Este soberano imberbe, otra vez salio de joda se emborrachó y como no enganchó nada, me escribe a mi, como pude salir con un tipo así.  

Además supongamos que sean un espécimen que nos despierte algún tipo de interés, después de leer: ¿Qhuer estgadsz hgfacienlohgo? ¿Qheyures q nous vehataamos? Y luego de traducir lo que quisieron decir deduciremos que si no demuestran el mínimo dominio de vuestros dedos para escribir algo medianamente coherente, poca chance de que dominen otras partes de su cuerpo. Sin duda no son una buena opción.

Otra sugerencia es: No hagan preguntas cuyas respuestas son obvias por ejemplo: ¿Por qué no contestas? A ver…tal vez estoy durmiendo o no me interesa hablar con vos o estoy haciendo algo más interesante… La falta de respuesta es toda una contestación y el simple hecho de estar en línea no quiere decir: Estamos disponibles!

Están los del tipo “romántico” o los del tipo “depresivo”. Los primeros pueden mandar algún verso de alguna poesía, alguna frase que sacaron de mandar Amor al 2020 o alguna letra de canción. Hay que valorar el esfuerzo, si la originalidad vale la pena. Aunque tengan en cuenta que entre esta y el ridículo hay una delgada línea.

A los que les pinta el bajón, buscan hacernos sentir culpables si no los damos bola o tienen la facilidad de ubicarnos en ese papel que tanto nos gusta a nosotras de “ser sus salvadoras”. Ellos están mal y pretenden que escuchemos sus dramas, que pueden ir desde la incomprensión de la desigualdad en el mundo, el tedio de la vida rutinaria, la no superación de la separación de los padres cuando tenía seis años o que su primera novia lo dejó a los 14. Y aquí un mensaje para las mujeres: Huyan y si quieren hacer la buena acción péguenle el contacto de un buen psiquiatra.

Los seriales son interesantes porque parece que tildan toda la agenda del celular y mandan en cadena el mismo mensaje, cual malloneros, esperan ver que cae en la red. Sus mensajes genéricos encabezados por palabras como: Linda, Hermosa, Bombón, Princesa y cuanto calificativo de mal gusto se te ocurra. Seguramente en su agenda estás vos, tu hermana, tu prima y tu mejor amiga y a todas escribió lo mismo.

Los misteriosos. Su estrategia es sembrar curiosidad. Se creen Stephen King. Los maestros del suspenso pueden mandar un mensaje en blanco, tres puntos suspensivos, un signo de interrogación… Dejan todo librado a la imaginación para que nos quedemos pensando qué habrá querido decir. Nada, no dijo nada. Porque si hubiera querido decir algo lo hubiera dicho. La nada misma, eso es todo. Primero que se esfuercen en tener algo interesante que contar.

Y por último los confundidos, son esos que escriben a sabiendas que está equivocado el número. Esperan que la respuesta sea: Me parece que te confundiste. Y con ese pie empezar la charla. Es tan improbable que se haya equivocado como lo es hoy por hoy que te digan: No recibí tu mensaje, viste lo mal que andan los teléfonos.

Una buena opción, bastante drástica pero que les garantiza un poco de dignidad, es dejar el celular en vuestras casas. O pedirle a un amigo que cuando vea que empiezan con los primeros indicios de la incontinencia textual, les secuestre el aparato y no se lo devuelva hasta el otro día. No todos están capacitados para mezclar alcohol con wasap. Aunque mejor no, es muy divertido leerles a nuestras amigas el cúmulo de mensajes al día siguiente.

En definitiva, seguro habrá mujeres que padecen de este mismo mal, pero que se encarguen ellos de escribir nuestra semblanza.













19 ene 2014

¿Qué hay detrás del pene del Kurupí?

De todas las discusiones y el entrevero de opiniones en torno al “Universo Chamamé” edición 2014 la más novedosa, sin duda, fue la desatada en torno al mitológico “Kurupí” y su incursión danzante en el escenario Sosa Cordero.

A este personaje  lo puso en escena Luis Marinoni, director del Ballet Oficial de la 24° Fiesta Nacional del Chamamé en el cuadro “Noche de San Juan”. El cuerpo de baile representó las tradiciones de la popular celebración que se recuerda cada 24 de junio, como el juego de la pelota tatá, los ritos que practican las señoritas a las 12 de la noche para conocer la inicial se su futuro marido, la quema de muñecos o la caminata sobre brasas.

Sorprendió cuando se presentó este monstruo antropomorfo saltando entre las bailarinas con particular destreza revoleando su miembro viril con las dos manos. Escandalizó cuando por las pasarelas del escenario con total desparpajo se acercaba al público de las primeras filas. Algunos espectadores fueron cómplices de la picardía y se rieron, sin ahorrar comentarios acordes a tal puesta en escena. Otros se ofendieron por tamaña ostentación de obscenidad.

Sin duda captó la atención. Wikipedia me permitió la primera aproximación a la leyenda de origen guaraní y una descripción bastante gráfica acompañada de una imagen del Kurupí. Dice la enciclopedia en línea que este ser legendario se parece “a un hombre bajo, fornido, muy moreno, retacón y extremadamente feo con manos y pies velludos. Sin embargo su principal característica es su enorme y larguísimo pene que lleva enrollado a la cintura, el cual usa para atrapar a sus víctimas”. Y para darle más temeridad afirma que viola y mata a quienes atrapa pero que “su mayor diversión es raptar a las vírgenes, quienes desaparecen misteriosamente para regresar embarazadas y listas para parir a los siete meses”.

Afortunadamente, no todo se encuentra por medio del Google, y un sustancioso aporte llegó gracias a una profesora de Historia, Nancy, en el programa de radio. Ella explicó que esa caracterización tan peculiar que hicieron los guaraníes probablemente se relacione al momento de la conquista de estas tierras, cuando los aborígenes creyeron que los látigos que estos últimos usaban y llevaban enrollados a la cintura eran una prolongación del propio cuerpo. Ese látigo era usado para sujetar, someter  y violar a las mujeres aborígenes.

Ese nuevo mundo que desembarcó en América representó para los lugartenientes originarios el choque violento contra su cultura, historia y tradiciones y la imposición de nuevas formas significaron un verdadero exterminio.

Es posible que la leyenda del Kurupí que según la mitología guaraní era el quinto hijo de Taú, espíritu del mal y Keraná, diosa del sueño, considerando como  espíritu protector de la fecundidad, los bosques, la caza, las cosechas abundantes y la lluvia bienhechora después de una sequía. Tiene figura de ser humano, con el cabello rojo y un falo exageradamente desarrollado, enroscado a la cintura como un lazo. Y que servía de advertencia de las madres para que las muchachitas no se adentren solas en bosques, montes o selva por el riesgo de ser enlazadas por él, se haya envilecido en el imaginario popular con las prácticas abusivas de la conquista.

Mientras más se avanza en el descubrimiento del origen de la leyenda, menos lugar hay para la ofensa, descontando que la representación se dio en el marco de una expresión artística de gran calidad y despliegue escénico.

Tampoco parece válida la tacha de sacrílego y profano al cruce sobre las tablas de los bailarines que caracterizan a la Virgen de Itatí y el Kurupí. Puede parecer la fiel imagen que Enrique Santos Discépolo describió en la vidriera irrespetuosa de un cambalache. Aunque no fue acaso Biblia o el látigo el Requerimiento usado en la conquista de América, cuando a viva voz y ante escribano se leía una exhortación formal a los aborígenes para que se sometieran  a su nuevo señor y adoptasen el cristianismo, y si no lo hacían eran despojados de sus propiedades y reducidos a la esclavitud, incluyendo a las mujeres y niños.

7 mar 2013

Cincuenta Sombras de Grey

La trilogía de la novela Cincuenta Sombras de la escritora británica E. L. James encabeza las listas de libros más vendidos en las librerías y en algunos meses se convertirá en película. El film seguro será exitoso en la taquilla, ya que la obra convertida en best seller se parece bastante al guión de una efectiva comedia romántica.

Los personajes principales, Christian Grey y Anastasia Steele, recorren durante las tres partes en las que por ahora se divide su historia de amor todos los recovecos de los tradicionales culebrones de televisión. En la construcción de los protagonistas, la autora no desperdició ninguno de los rasgos distintivos tan propios de los galanes y heroínas de las telenovelas. El: escandalosamente multimillonario, brillante, atractivo, con un pasado traumático que sirve de justificativo para sus conductas reprochables del presente, pero de noble corazón. Ella: sencilla, dueña de una ostensible belleza que para ella es inadvertida, muy buena y con el don de hacerlo cambiar por amor.

¿Cómo puede ser que con una trama tan explotada y conocida sea Best Seller? Por un lado hay un gran grupo de bovaristas ávidas de encontrar príncipes azules, aunque sea de tinta y papel. Del género hay mejores.

Y por otro la fama de novela erótica o pornográfica que ganó despierta curiosidad. Si bien es cierto que James narra hasta el hartazgo los encuentros íntimos de Christian y Ana e introduce pinceladas de cierta perversión sexual en la relación, la descripción adolece de recursos y formas que eviten al lector el tedio por la excesiva reiteración y la asfixia por el poco espacio que se deja librado a la imaginación.

Cincuenta Sombras de Grey, Cincuenta Sombras más oscuras y Cincuenta Sombras liberadas llegan con la promesa de ser una obra trasgresora, cuando en realidad solo propone una versión "hot" de la Bella y la Bestia, con final feliz donde todos comen perdiz.

Dejo los links para leer on line los libros

Cincuenta Sombras de Grey (2011)

Cincuenta Sombras más oscuras (2012)

Cincuenta Sombras liberadas (2012)


26 nov 2011

INVISIBLES


Allí están, los invisibles. Con total desparpajo se abusan de su condición, se desparraman y multiplican. Viven a metros de la morada del Gran Invisible. Su fastuosa casa está en refacción. Probablemente se haya mudado. De ahí que no pueda ver a los primeros. Sus poderes no deben ser lo suficientemente extensos para lograr salvarlos desde el lugar en el que temporalmente habita. Habrá de estar ocupando ultimando los detalles de la pronta inauguración. Los primeros desamparados aguardan, tal vez cuando vuelva El puedan ser bendecidos con su infinita misericordia, mientras tanto esperan en la miserable existencia de no ser.